Los servicios ecosistémicos sostienen toda la vida como la conocemos. Son vitales para nuestra supervivencia y por eso es tan importante cuidar el capital natural que los produce.
Contribuciones directas o indirectas de los ecosistemas al bienestar humano.
La escasa red caminera interna del APM IM y su baja población han facilitado que mantenga todavía gran parte de sus características naturales, proporcionando importantes servicios ecosistémicos tanto a la población local como a la del municipio de Trinidad.
Algunos ejemplos: los hábitats del APM proporcionan refugio a numerosas especies animales; los cursos de agua son fundamentales para el mantenimiento de la biodiversidad acuática, la provisión de alimento y agua; los bosques ribereños conservan el suelo y apoyan la regulación hídrica, además de albergar una importante biodiversidad (base de la cadena alimenticia de muchas especies y refugio de peces), proporcionar alimento, combustible, madera y otros recursos naturales.
Son los productos consumibles, los obtenidos del ecosistema. Entre los más importantes están el agua y los alimentos.
Son aquellas riquezas inmateriales que nos sirven para construir nuestra vida social. Algunos ejemplos son la recreación y el ecoturismo.
Son los beneficios obtenidos por la regulación de los ecosistemas, como la regulación de la calidad del aire, la captura de carbono o la fertilidad de los suelos.
Bienes necesarios para que los otros servicios sigan existiendo. Entre ellos, el ciclo de nutrientes, la fotosíntesis o la formación de suelos.
LOS SERVICIOS ECOSISTÉMICOS NO SON INFINITOS. El consumo no responsable de recursos genera la pérdida de nuestro capital natural: los ecosistemas tienen un punto límite para su restauración.
Las áreas protegidas son una herramienta de manejo que permite la conservación de los ecosistemas y de los servicios ecosistémicos de los cuales dependemos. Cada vez más personas vivimos en Trinidad y nuestra principal fuente de servicios ecosistémicos es el APM Ibare Mamoré, por eso debemos tomar acciones para mantenerla.
La biodiversidad tiene, además, un valor inherente más allá de sólo cubrir las necesidades humanas. Años de estudio han demostrado que juega un rol vital en el funcionamiento de los ecosistemas, y que sus procesos se ven afectados negativamente a medida que ésta declina. Adicionalmente, gracias a la biodiversidad, los ecosistemas son más resilientes frente a los cambios globales que estamos enfrentando.
El mantenimiento del CAPITAL NATURAL es una condición básica para el desarrollo.